NOTA: Antes de la lectura del texto, en silencio, pelar, cortar y picar una cebolla.
REFLEXIONES SOBRE EL NOMBRAMIENTO(...) En una de las conversaciones de estos días, hablábamos de la desactivación política mediante la caricaturización o la infantilización de ciertos movimientos y corrientes de acción. Así es como actúa el discurso dominante, de forma explícita o sutilmente, anula todo aquello que le supone agresivo. Aniquila la otredad mediante su desambiguación.
Un marica deja de ser un sujeto peligroso, político, si su tendencia sexual o su identidad de género son presentadas como algo inofensivo. Lo mismo ocurre con un latinoamericano que emigra a España, deja de ser un problema -un sujeto otro- al transformarse en "machupichu" por obra y gracia de un chiste contando en
prime time. El discurso dominante, además, utilizando esta artimaña ideológica (y jugando precisamente con aquello de que lo que hace "gracia" es inútil) es capaz de pivotar sobre el mismo mecanismo para conseguir el efecto contrario: la integración de discursos radicales en su naturaleza de dominación.
Por eso me interesa la figura televisiva de Mauricio, personaje de serie AIDA, porque es un fascista caricaturizado. Y presentar al facha de toda la vida, al macho español franquista, como un monigote...es muy peligroso porque lo desactiva y lo sitúa en un plano de inofensividad. Es el mismo mecanismo que presenta personajes como el rey campechano y putero,el presidente de gobierno tonto o el policía amigo de los niños. En la misma línea esos jóvenes del PP haciéndose fotos con gestos fascistas y con banderas preconstitucionales en su twitter, que son presentados como chiquillos inocentes e ignorantes por lo medios de comunicación porque (pobrecitos!!) no conocen el significado de todos esos artefactos. Esto también es infantilizar un discurso, haciéndolo pasar por un filtro de resignifiación que le permite perder su valor ideológico...pero no debemos engañarnos, porque en realidad no lo pierde, lo oculta mediante un gesto de mago, ahora lo ves, y ahora ya no.
La marica desactivada ve anulado su poder político, para evitar que el suelo cómodo de la identidad normativa se mueva.Ellas bailan locas sobre las caravanas del orgullo y sirven como divertimento al juego del mercado turístico mientras el macho patriarcal continua campando a sus anchas. Y a la vez el fascista desactivado incorpora al discurso dominante la idea, de nuevo, de que aquí no ha pasado nada y que 1936 fue una ficción descrita por lo rojos. Igual que es estos chicos que alzan al aguilucho son tan solo uno niñatos haciendo el gilipollas. De esta forma se nos oculta que el marica es un sujeto varón que quebranta las reglas de la normatividad cuando su ano es atravesado por el pene de otro sujeto varón que se lo está follando...del mismo autor y en con el mismo tono es aquello de la feminista loca con los sujetadores al aire, el borroka con pañuelo palestino, el andaluz vago o aquella ministra de cultura que decía que le gustaban mucho los libros de cierta autora portuguesa.
LA CEBOLLA. La cebolla es un elemento potencial. Pelarla, cortarla, despedazarla, activarla. Su potencia genera una acción en un cuerpo, que el cuerpo interpreta. Aparece la posibilidad de recoger esa acción y transformarla en un acto cuando se convierte en el sujeto de la acción y aparece la memoria...esto, es un acto político si cambiamos la cebolla por otra cosa. La cebolla deja de ser algo infantil, o deja de ser una verdura, o deja de ser la marcha del orgullo gay y se convierte en un cócctel molotov.
Nada es casual, nada ocurre porque sí...y la teoría de la generación espontánea tampoco funciona en el caso de los discursos culturales y las ideologías.
Porque el PODER, no es casual.
Nostalgia de la Luz es una cebolla. Es una cebolla que activa al espectador y presenta una problemática compleja, nada fácil de explicar, ni de enunciar, que es la memoria.
Creo que más allá del relato de todas esas mujeres buscando a los restos de sus familiares en el desierto...importante, por supuesto, nostalgia de la luz es una película que habla de la memoria...de la importancia de la memoria, de su fragilidad y su imposibilidad de descripción más allá de la metáfora...Es una película que esboza una formulación de la memoria. Y lo hace bien, porque la presenta en su estado optimo, es decir, a punto de desaparecer. Nostalgia de la luz nos enseña la confluencia entre diferentes espacios discursivos son los que hacen orbitan la memoria : el tiempo, la presencia, el relato, el cuerpo, la marca. La película nos permite, gracias a la no reducción de esta formulación, explicar aquello que no se puede decir con palabras.
La memoria, que gran contradicción: se forma con lenguaje, pero es más importante lo que no registra que lo que es capaz de recordar.
El poder es la forma en la que las personas se relacionan. No existen las relaciones sin poder. Siempre hay un poder, de algún tipo, de cierta naturaleza. Una relación de dominación, una mentira en la relación con el otro. La memoria es como si yo, ahora de pronto les empiezo a hablar en un acento que no es mío.
(EL LECTOR COMIENZA A LEER EL TEXTO CON ACENTO URUGUAYO)...y trato de engañarlos.
Ustedes saben que mi acento es falso, y sin embargo -en el caso de lo que lo estuviese haciendo bien- lo saben porque estaban aquí antes de que yo cambiase a esta suerte de tono sureño. Ahora tomen la imagen anterior, la mía, llorando por la cebolla y póngale este acento. La confusión es total. Y de este calibre es la memoria, el recuerdo. Algo que es confuso, extraño, mutable, inestable y que se forma, como la cebolla, por una superposición de capas: la huella, el dolor, la pregnancia, un sueño....EL PODER describe la posición corporal, o el tono del lenguaje. El color con que las niñas visten, la intensidad con que debemos hablar en público. Sitúa la línea de lo que es bueno, desdibuja la de lo malo. Esto se debe a que somos gregarios, y la jerarquía -la necesidad de ocupar posicióon frente al otro- esta en la razón misma de nuestra existencia.
Somos seres de lenguaje. Pero no somos seres de palabras, la palabra es un resto del lenguaje. El lenguaje, que se relaciona muy directamente con el poder, no es reconocible. Tampoco expresable.
Nombrar
Ocultar
Silenciar
Recordar
Memorizar
Olvidar
Tiempo. El poder, lo que es el poder, es un administrador de discursos y un gestor del tiempo. El poder tiene el control sobre el tiempo que duran las cosas, tiene la capacidad de distribuir los silencios, sus intensidades: un silencio corto y fuerte, uno largo y débil...su mezcla, o todo a la vez.
El poder, para controlar el tiempo, actúa sobre los cuerpos, sobre las experiencias y sobre las emociones.
Si una roca al desprenderse de una montaña está avocada a desaparecer por la fuerza del viento, el agua y la erosión...si ella que es dura, fuerte y resistente, puede perderse...imaginemos lo que pasa con el recuerdo, inscrito en la memoria, si es silenciado...el recuerdo no es la roca, el recuerdo es débil, volátil, inaprensible...
Y esto es lo que hace el poder, destruye todo aquello que quiere olvidar, simplemente, al no nombrarlo o al convertirlo en una caricatura, al reducirlo, al presentarlo sin una magnitud, una intensidad y sin una fuerza política que le es propio.
Nostalgia de la luz, como la cebolla, indaga en el potencial de nombrar las cosas sin explicarlas, sin traducirlas, sin destriparlas. Las nombra, la tira, las dispara contra nosotros y las dibuja desde una complejidad que se acerca mucho al tema que pretende tratar: la memoria.
Pienso que no habría mejor lugar para ver nostalgia de la luz que Ascaso, porque este también es una espacio de complejidad, un territorio de experiencias, también este es un lugar de memoria... el Pirineo, esa frontera que dividió nuestros recuerdos y que sirvió durante 40 años para la contradictoria tarea de ser un canal de salida y el más infranqueable de los muros.
Pienso que no es casual que desde ASCASO se vean tan bien las estrellas, porque creo que ASCASO está muy cerca de ATACAMA.