La primera idea de Sandra Sánchez fue dibujar el retrato de
un mundo que desaparece poco a poco, un mundo itinerante con continuos cambios
de paisaje, el mundo de los feriantes. Para ello se entrevistó y empezó a rodar
con varias familias, su intención era la de conformar una historia
coral sobre los últimos nómadas de nuestra sociedad, hasta que encontró a
Lourdes. Su fuerte personalidad y espontaneidad arrollaron a la joven directora
y la idea que tenía de la película fue transformándose
hasta convertirse en la historia de un viaje, el viaje de Lourdes. Ella se
adueña de la cámara y nos cuenta, con sorprendente naturalidad, sus sueños frustrados
y sus amores perdidos, su pasado, presente e incierto futuro, hasta
convertirnos en incomodos testigos de sus miserias y alegrías, del devenir de
una vida marcada por la decepción y de su búsqueda continua de la felicidad.
Un relato sencillo que nos hace reflexionar sobre el precio de los sueños. Una
historia que huye de los sensacionalismos para mostrar la dura realidad de
muchas mujeres en su lucha por salir adelante, por hacerse visibles en un mundo
que las menosprecia. Una sencilla película despreciada por la tiranía de las
salas y relegada al circuito de festivales, revisiones en filmotecas y pequeñas
muestras de cine como la nuestra. Una pequeña película que desborda verdad en
todos y cada uno de sus planos, que nos transmite multitud de sensaciones, que
conmueve y que merece la oportunidad de ser vista.
(Néstor Prades)
Producción: España, Argentina y Portugal - 2011
Dirección: Sandra Sánchez
Guion: Sandra Sánchez
Fotografía: Sandra Sánchez
Producción: Fernanda del Nido (Tic Tac Producciones,
Galicia)
Distribución: Festival Films
Género: Documental
Premios: La película se presentó enel pasado festival de San Sebastián en la Sección
Zabaltegi-Nuevos Realizadores cosechando muy buenas críticas.
Las historias de amor de amor construyen el noventa por ciento del cine, las buenas
historias de amor significan algo menos. 80 egunean me gusta menos,
mucho menos que el título provisional de Axun eta Maite. Razones tendrán
los productores para titularla definitivamente con la intrascendencia
virtual del título definitivo. Esta película, 80 egunean (Axun eta
Maite), es extraordinariamente buena, tan buena que a poco que se
descuide ni se estrena en el resto del país como le sucedió a la
película anterior de José María Goenaga, Lucio.
Es buena porque clava la historia de un amor vetado. Para el cine
americano y el minicine de televisión las historias de amor deben ser
juveniles, en el que el deseo vaya por delante del conocimiento y de la
experiencia. No vale para el cine posmoderno y urgente que haya calma,
distancia y palabras en las relaciones amorosas, tiene que haber prisa y
un polvo detrás de cada fotograma.
Es una película grande, porque es tan importante que nos cuenten
historias cuyos protagonistas tengan más de cincuenta años, ya está bien
de tanta sociedad de consumo que adora y se pliega a los adolescentes
consumistas, egoistas y urgentes.
La haran suya (colectivos y festivales de cine gay y lésbico y está
bien), pero esta película es una historia de amor entre mujeres, que se
amaban ya de pequeñas, que dejaron de verse, que llegaron a coincidir
prácticamente en la última estación pero que aún en la última de las
dársenas el chantaje de los hombres funcionó definitivamente. Tal y como
mantienen las grandes historias, es una historia amorosa que da la
casualidad que son mujeres, y eso revoluciona y hace tambalear los
cimientos de un círculo conservador.
Es extraordinariamene buena, excelente, porque -aunque podría haber
pasado en cualquier lugar- radiografía (como en Ander) la vida rural
vasca, la presión y el azote del vínculo (familia, vecinos, pareja ,
tradición, huerta, bueyes y piedras, y tierra, el poder de la tierra,
las raíces que ahogan, asfixían y estrangulan a quienes pueden vivir de
otra manera).La isla en el medio del marco incomparable y ella nunca fue hasta allí: metáfora e inundación de sus vidas.
Podría haber sido en cualquier lugar pero es en el País Vasco,
escenario que ha dado quizá las mejores películas sobre este tema que ha
generado el cine español: La muerte de Mikel, Ander y ahora Axun eta
Maite (disculpen, 80 egunean). Dos mujeres que han pasado la barrera de los sesenta años se
reconocen, entre miedos y fantasmas, como amantes. Un beso, un beso
perdido, arrancado al pasado. Un beso prohibido, penalizado, condenado
para el interior y para el exterior. ¿Qué hubiera pasado si las amigas
del café hubieran sido testigos de ese beso atrasado?.
La hubieran expulsado del café, de la aldea, del baile de salón y, por supuesto, de la misa de doce de los domingos. Tremenda exhibición de veracidad la de estas dos actrices
completamente desconocidas para el espectador de más allá del
desfiladero de Pancorbo: Itziar Aizpuru y Mariasun Pagoaga (series de
Euskal Telebista y compañías de teatro aficionado). Desde este instante y
a pesar de contar con premio en La Berlinale y en San Sebastián, estas
dos poderosas mujeres no contarán y no estarán en la gran noche del cine
español, una academia que -curiosamente- está presidida po un bilbaino
que conoce el paño.
Dirigida por Jon Garaño y Jose Mari Goegana, de Garaño no vi sus
trabajos anteriores pero de Goenaga recuerdo que una de las películas de
2007 protegidas y difundidas desde El séptimo vicio fue su maravillosa
Lucio.
Un abrazo a ambos, habéis hecho la película del año, quizá -dejénme
apostillar alguna cosa- se confundieron en el título, pero se lo dice
uno que jamás ha entendido la forma de titular por la industria y el
comercio, así que nada, a lo suyo.
80 Egunean podría haber o debía haber estado en sección oficial y ahora
estarían hablando más de ella, pero supongo que prefirieron Berlín y
está bien, competir en etxea a veces tiene una presión añadida y sino
fijensé en Aita.
(Javier Tolentino)
80 egunean se proyecta en la Muestra de Cine de Ascaso el viernes 31 de agosto a las 21:00 horas.
La apuesta de El séptimo vicio para la nueva temporada arrancará
tempranito, el 1 de septiembre y desde uno de los pueblecitos históricos
del Pirineo aragonés, semiabandonado y al que únicamente puede
accederse que por una pista forestal que en invierno es muy habitual que
se quede inhabilitada por las lluvías o la nieve. Estamos hablando de La Muestra de Cine más Pequeña del Mundo, en Ascaso (Huesca). Una
cita cinematográfica nocturna, ya que es exclusivamente cine a la
fresca y los organizadores tienen ya preparadas unas simpáticas mantas
con la marca de una muestra que tiene mucho de reivindicativa: se
reivindica un cine español de calidad, de autor y relacionado con la
cultura y no con el mercado. Se recuerda o se quiere recordar que hay
experiencias de mucha gente joven que han apostado por la vida rural en
este país ofreciendo sistemas alternativos de economía, de educación, de
participación política y de recuperación de pueblos, aldeas, cañadas,
bosques y gestionando la cultura de otra manera. Desde Ascaso, desde
este pueblecito colgado de un barranco y en medio de Ainsa y Boltaña, se
quiere recordar también a la gente del cine que piensen un poquito más
en los derechos que tiene una población alejada de los centros urbanos a
ver cine de calidad. Este invierno ya hubo un precedente con La muestra de cine no competitiva de Aineto y
a la que asistieron decenas de personas para ver un nuevo cine rural
que viene de Turquía, de Japón y hasta de las propias experiencias
históricas de las colectividaes agrarias de Aragón.
Miguel Cordero y Nestor Prades, co directores de La Muestra de Cine
más Pequeña de Ascaso han invitado a tres directores muy especiales y
genuinos de un cine indie, alternativo y con éxito en los festivales más
importantes del mundo: Luis Miñarro, del que se podrá ver FAMILYSTRIP y habituado a fustigar al sector ("En
Madrid no saben que hubo un movimiento llamado La nouvelle vague"),
también asistirán los directores José María Goenaga y Jon Garaño
que presentarán 80 Egunean, la película más injustamente olvidada por La Academia del Cine Español y que acudirán a Ascaso con lasactrices
protagonistas Itziar Aizpuru y Mariasun Pagoaga para las que medio
país cinéfilo pidió el goya de ese año. También se proyectará Traslasluces,
de la joven Sandra Sánchez, un viaje a través de la España feriante,
los últimos supervivientes de un mundo que agoniza entre un universo de
twits, de whatshap y de roulotte.
Con la colaboración de los compañeros de la red de Radio Nacional de
España en Huesca El séptimo vicio no comenzará esta vez por La Mostra de
Venecia, por los estrenos de la nueva temporada o por un directo con
Manhattan, nos acercaremos para apoyar y colaborar con un cita que
además de buen gusto propone un criterio cinéfilo con el que
coincidimos. Así que ahora, que ya están preparados los programas de El
séptimo vicio de agosto (recomendamos no perderse el del día 3 de agosto
dedicado al cine uruguayo, el del 18 de agosto un encuentro
especialmente privado con la actriz Victoria Abril, divertido y travieso
encuentro con una de las grandes del cine español y el 26 un cara a
cara con Oti Rodríguez Marchante, quizá el más grande de la crítica
cinematográfica española, "un crítico sólo responde ante su texto".
Así que con las bicicletas preparadas, la mochila delgadita y
la nueva tienda de campaña de Decathlon en el maletero vamos a disfrutar
del silencio, de la paz y por las noches la luz del cine debajo de la
tienda, el cine bajo las estrellas, un placer que me enseñó Edurne
Pasabán y que os aseguro que es único.
Esta sociedad, obsesionada por el alzheimer individual, vive encantada en su enorme olvido colectivo. Empeñados en que tropecemos en la misma piedra, grandes dirigentes insisten en frases tan tontas como peligrosas "¡No removamos el pasado!", como si la memoria fuera una minipimer. Sobre la memoria se funda el pensamiento humano. Y la memoria colectiva es la base, no de la discordia, sino de todos y cada uno de los acuerdos. Ejemplos los hay a patadas allende nuestras fronteras.
Aquí, olvidar se ha intentado confundir con superar. Y en el olvido no sólo cayeron las causas y los efectos de una contienda civil sino, además, los numerosos avances en el ámbito cultural, educativo, organizativo, científico o social que fueron paralelos a nuestra II República y a los sistemas de autoorganización que se dieron en los pueblos para defenderse de sublevados y explotadores. No en vano, los grandes caciques y terratenientes (incluidos obispos y abades) financiaron el llamado “alzamiento”.
En el Alto Aragón y en muchas otras partes de España, desde que los amos se pasaron al bando sublevado, miles de mujeres y hombres del campo colectivizaron la tierra y pusieron fin a la explotación de unos por otros. Abolieron el dinero, implantaron el intercambio de productos, articularon un reparto igualitario según las necesidades de cada uno, y atendieron cuestiones sociales que hasta entonces habían sido olvidadas durante siglos…”
Son las denominadas “colectivizaciones”. Un fenómeno con sus errores, como todo lo humano, pero que por sus características y su significado económico y social, debe ser cuando menos estudiado y conocido. Marco Potyomkin y Manuel Gómez con una brillantez exquisita, indagan en los testimonios vivos que aún nos quedan de aquellos chavales que vivieron las colectivizaciones. Con pulcritud, sin alharacas ni añadidos panfleteros, van conformando a través de los testimonios, de las visiones de historiadores y de imágenes rescatadas, un documental valiente, con fuerza y con rigor, que merece la pena destacar entre el escaso panorama de cine histórico de nuestro estado. Como dice José en la peli “El querer aprender es bueno; el no querer aprender es malo”.
Ascaso es una pequeña aldea del municipio de Boltaña (Huesca) que se abandonó a
mediados de los años 60, quedando tan solo, durante décadas, una familia. En total, seis casas, sus bordas, una fragua y
una iglesia colgadas sobre la cresta de una colina al amparo del monte
Nabaín.
Tras décadas sin vida y con muchos edificios en precario estado, se ha
empezado recientemente a rehabilitar algunas casas. Por su emplazamiento
y su tamaño, Ascaso es un lugar para el descanso, el silencio y la
tranquilidad.
Para llegar a Ascaso es necesario subir por una pista forestal de unos
cuatro kilómetros de los que sólo el primero está asfaltado. El resto es
accesible para cualquier tipo de vehículo.
Por su excelente ubicación, sin ninguna contaminación lumínica cerca, es un lugar ideal para disfrutar de un nítido cielo de verano, donde podemos llegar a caminar con tan sólo la luz de las innumerables estrellas de la Vía Láctea. Allí, en una era (uno de los pocos espacios llanos de la aldea), estamos montando una zona de proyección con un pequeñito bar para que podemos saborear cada una de las cuatro pelis de la Muestra y charlas con sus actores y/o directores.
El
productor independiente catalán Lluís Miñarro quería retratarse con sus padres,
quería regalarles un cuadro por su aniversario de boda. Para ello contrató a un
joven pintor, Francesc Herrero, que cogió el lienzo y las pinturas y fue para
la casa de Mari Luz y Francesc. Lluís, de pie, posa en medio de sus padres,
sentados; Francesc con un avión de juguete en sus manos, Mari Luz con una
muñeca pepona. Hasta aquí todo marcha según lo previsto. Pero, en aquella
primera sesión, Lluís tiene una ocurrencia: "si yo me dedicó al cine, ¿por qué
no grabar todo el proceso?". Magnifica idea que años más tarde se
convertiría en un documental. Una película totalmente improvisada, encantadora,
con una ternura que abruma y una absoluta sencillez. Un retrato de familia que, a
través de las íntimas confesiones del matrimonio, se convierte en la crónica de
una generación que desaparece y que levantó con su trabajo este país, a pesar
del nacionalcatolicismo y de la herencia de la guerra civil.
(Néstor Prades)
FICHA TÉCNICA:
Año:
2009
Duración:
75 min.
Director:
Luis Miñarro
Guión:
Lluís Miñarro
Música:
Georges Moustaki, Jimmy Fontana, Henry Purcell
Fotografía:
Pablo García Pérez de Lara, Christophe Farnarier
Premios:
XXIII Edición Cineuropa. Santiago de Compostela: Mejor película y premio del
público. XV Festival de Cine Español de Toulouse (Cinespaña): Mención especial